1. Alta estabilidad térmica: Los crisoles de cerámica de alúmina cuentan con una notable resistencia al calor, capaces de soportar las temperaturas extremas que se encuentran durante los procesos de fusión de metales.
2. Inercia química: La naturaleza inerte de la alúmina garantiza una interacción mínima entre el material del crisol cerámico de alúmina y el metal fundido, preservando la integridad y pureza de la muestra que se analiza.
3. Resistencia mecánica: Los crisoles de cerámica de alúmina exhiben una excelente resistencia mecánica, resistiendo el choque térmico y el daño físico durante la manipulación y el ciclo térmico.
4. Calentamiento uniforme: La conductividad térmica homogénea de la alúmina garantiza un calentamiento uniforme del contenido del crisol cerámico de alúmina, lo que facilita la fusión uniforme y la homogeneización del metal fundido.
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